Por: AMÍN ARIZA DONADO
De acuerdo a los estudios de vulnerabilidad a nivel mundial, dos de los mares más vulnerables al cambio climático son el mar Caribe y el mar Mediterráneo, lo cual producirá que regiones enteras ubicadas en las zonas costeras puedan ser inundadas por una elevación del nivel mar o afectadas por prolongadas sequías o lluvias torrenciales. Igualmente grandes poblaciones de plantas y animales, modificando sus ubicaciones geográficas y balances frente a otras especies.
Nada más parecido a la realidad viene ocurriendo en los últimos 10 años según los expertos del IDEAM, pero, sin irnos muy lejos hace cerca de un año en el Caribe Colombiano. Podemos empezar por el ascenso del nivel mar, el cual ha empezado a erosionar nuestro litoral costero, del cual van 585 Km, de los 1600km de costa que aún podemos disfrutar. Tenemos múltiples ejemplos, pero sólo para recordar lo expuesto en nuestros Diarios oficiales, tenemos en el ranking número cuatro, el pueblo “el pájaro” corregimiento de Manaure en el Departamento de la Guajira, el cual tocó reubicar-lo, óigase bien ¡Reubicarlo! (Si no hubiera tanta pobreza en el pueblo no me preocuparía tanto la situación), porque ya el fenómeno erosivo sobre sus costas e impulsado por el ascenso del nivel mar estaba destruyendo el Pueblo. La re-ubicación de pueblos y ciudades se ha pronosticado a nivel global con cifras alarmantes en países como China, sin embargo nunca se pensó que pudiera llegar tan rápido a un país como Colombia. Aunque un informe de la Revista Poder del mes de noviembre nos coloca como el tercer país más vulnerable del mundo.
Sigamos un poco con nuestro relato, y veamos que significa esto de la alta vulnerabilidad. Para el ranking No 3, tenemos el Km 20 de la vía Santa Marta – Barranquilla, donde el mar está a punto de tragarse la carretera, está a 20 metros de la carretera, y por esta vía circula el 40% de la carga de puerto de Barranquilla hacia el centro del país, por lo cual no tengo que explicar mucho los impactos económicos que esto causaría.
Avancemos un poco más, lleguemos a Bolívar, en donde el mar está “devorando” a la isla de Tierra Bomba, y las comunidades vulnerables son las más amenazadas, a veces ni duermen con el temor de que el mar arrase sus viviendas, y como el mar se come sus playas, el turismo del cual sobreviven muchas familias se está viendo afectado. Pero no podemos olvidar a Cartagena, está viendo seriamente afectadas sus inversiones urbanas y el turismo por las consecuentes y repetitivas inundaciones cada vez mayores en las épocas de invierno. Teniendo en cuenta que algunos fuertes históricos se están viendo afectados por dicha situación.
Pero, se me olvidaba el más importante, el ranking No 1 y fuera de concurso, las islas de San Andrés y providencia, que tienen todos los problemas del ascenso del nivel del mar en uno. Nuestras espectaculares islas, sufren de erosión en varias de sus playas y vías principales, así como de intrusión salina (el agua de mar se ha filtrado hacia sus fuentes de aguas subterráneas) dejando sin agua potable a gran parte de la población, para lo cual les ha tocado acondicionar albercas en los hogares para el abastecimiento de aguas lluvias. Adicional-mente está siendo objeto de diversas inundaciones y el 30% de su territorio puede desaparecer en cerca de 50 años.
Continuando con otros impactos negativos del Calentamiento Global, las altas temperaturas generaron prolongadas sequías durante el primer semestre del año. No podemos olvidar la fuerte sequía que generó en varios puntos del río Magdalena la obstrucción de la navegabilidad (debido a la islas de sedimento temporales debido a los bajos niveles del río) y disminución la pesquería en comunidades vulnerables que la necesitan para su sustento.
Las sequías también aumentaron la desertificación de los suelos secos en varias zonas de la Guajira. También, se propagan ciertas enfermedades tropicales, como el Dengue, debido a que las altas temperaturas favorecen la proliferación del agente transmisor.
Debido a las altas temperaturas, ha ocurrido un fuerte calentamiento de las aguas marinas causando las muertes de los arrecifes de coral en las Islas del Rosario, San Bernardo, y San Andrés y providencia. Los bosques de manglar bajaron su productividad, siendo estos reservorios de alimento para las especies de los ecosistemas marinos, los cuales son la base para la pesquería en varias poblaciones.
Para terminar esta serie de sucesos catastróficos productos del cambio climático en nuestra región, tenemos el aumento de frecuencia e intensidad de las precipitaciones que estamos viviendo actualmente, y desde que empezó el fenómeno de “la Niña” en el mes de agosto, con un sin número de incalculables daños debido a la gran emergencia invernal que se ha generado:
- Aumentando el caudal y el número de los arroyos en la ciudad de Barranquilla, con las consecuentes pérdidaseconómicasen viviendas, damnificados, comercio y vidas humanas.
- Las inundaciones en zonas costeras bajas como Cartagena que tren consigo pérdidas en turismo e inversiones privadas.
- El aumento de la escorrentía superficial en los terrenos, lo que genera deslizamientos y daños a viviendas yla infraestructura vial.
- Aumento del nivel de los ríos del país, que tiene su mayor impacto en las zonas bajas (R. Caribe). Más de mitad de los damnificados del país, y pérdidas millonarias en cultivos.
- También sepronostican aumentos en el número y fuerza de huracanes y tormentas tropicales en el Caribe, lo que aumenta la pluviosidad en el Caribe Colombiano.
Todos somos responsables del Cambio Climático, y todos tenemos que aportar para darle solución antes que sea demasiado tarde. Nuestras responsabilidades son comunes, pero diferenciadas.
Muchos de estos fenómenos fueron predichos por el IDEAM durante el Primer Foro Regional de Cambio Climático, realizado el pasado mes de julio en la ciudad de Barranquilla y organizado por FUNAD ONG, donde participaron funcionarios públicos y privados, así como líderes sociales, pero como esta y muchas otras cosas que pasan en nuestro territorio, hasta no ver no creer. En esa oportunidad, se firmó el respaldo a la Agenda Climática Caribe, por parte la Gobernador(e) del Atlántico y el Director del Área Metropolitana de Barranquilla, así como por gremios, academia, y ONG; dicha iniciativa pretende realizar una agenda de trabajo público –privada para concienciarnos y empezar a actuar desde la sociedad en la Adaptación y Mitigación al cambio climático. Sin embargo, no es hora de llover sobre mojado, porque con tantas quejas, angustias, precipitaciones y tormentas podemos terminar ahogándonos. Ahora, tenemos que asumir que el cambio climático está ocurriendo y lo tenemos en nuestras narices. Debemos asumirlo ya!
Pero, ¿Cómo?. ¿Sí tenemos la capacidad institucional para enfrentar una problemática como esta que cada año va a ser más intensa?. Actualmente, en las cuentas de nadie estaba que el invierno afectar tan fuertemente al país, ni siquiera en la del Ministro de Hacienda, al que ya se le agotaron los recursos que destina cada año para la atención de emergencias. Los costos directos e indirectos de la temporada de lluvias ya superaron el billón de pesos. Y nuestras instituciones y región con tantas necesidades de pobreza, educación y salud por resolver, no van a estar preparadas por mucho tiempo para afrontar estos problemas. No nos que otra opción, que planear, anticiparnos a los hechos, prevenir las inundaciones, la erosión del mar, las sequías, el deshielo del los picos nevados de la sierra, es la única salida. Como hemos visto, estos impactos son transversales a la economía, y por lo tanto, las soluciones son de la misma manera, requieren una articulación público-privada de todas las autoridades competentes, con un compromiso serio a prevenir los desastres, y evitar gastos extremos que comprometan nuestro desarrollo social y económico.